Dejaba el sol o la sombra en algunos pensamientos esenciales. Salió en busca del pasado. Encontró momentos oxidados y otros muy cuidados. Se explicó a sí misma, una confesión gris y luz de su historia. Sostenía un hastío y una rebeldía, hasta dolerle lo ya vivido. Lo extendió en una inmensa pradera. Lo observó como un regalo de vida. Tanto el Bien como el Mal pertenecían a una forma muy alejada. Sobre el verde húmedo de lágrimas, escarcha. Suspiró vislumbrando nombres de quien había amado y la escarcha se hizo cálidamente reflejo de sol.
